Doce años después de la puesta en marcha de una estrategia energética por parte de Marruecos, se sigue poniendo en duda la fiabilidad de este. Esta, propuesta en 2009, estaba basada en la implantación de medidas para potenciar la energía solar en el país, algo que se veía en el horizonte primero para 2020, pero que luego se pasó a 2030. Aun así, muchos expertos siguen sin verlo del todo claro y nosotros en CMIM, como expertos en certificación de exportación a Marruecos, tampoco.
Sus objetivos eran los siguientes:
- Promover la eficiencia energética.
- Movilizar los recursos energéticos nacionales, principalmente el gran potencial de las energías renovables
- Garantizar la seguridad del suministro.
- Generalizar el acceso a la energía a precios optimizados.
- Integración de Marruecos en el sistema energético regional.
- Aplicar medidas para preservar el medio ambiente en todas las actividades energéticas.
Todo resumido y recogido en planes medidos a la perfección para llevarlo a cabo y aumentar la cuota de energía renovable hasta el 42% o, por otro lado, reducir el consumo de energía en un 15% antes de 2030.
Y en 2020 se vieron como estos objetivos seguían sin alcanzarse y sin lograr ninguno de los que se habían planteado. No había habido avances en materia de energía solar, que era uno de los focos fuertes en los que confiaba el Gobierno de Marruecos.
Sin embargo, en 2022, Marruecos continúa con el propósito de, incluso, aumentarlo para llegar al 50% en 2030 y al 100% de energías renovables para el 2050. En ella mezcla tres tipos de energía: viento, agua y energía solar, potenciando la mayoría de ella en esta última.
Una apuesta muy ambiciosa que esperaremos unos años para poder ver si es finalmente cumplida o no por este país.